diumenge, 13 de novembre del 2011

Quiero salir de aquí con Vida, NO quiero ser un nombre escrito en la pared. Salvador Puig Antich



   Nos seguimos guiando por los pies, esto es algo que no podemos olvidar.
   A un mundo de verbo viene un cuerpo. Un actor o una actriz juega como si nada, sin embargo juega con lo esencial de la humanidad, le da forma a su vida. Sin embargo el verbo ya nos viene dado de una forma, dentro de la palabra hay algo que está hueco y, el cuerpo, recibe la parte de esa forma y, a su vez, otra que tiene que jugar. La palabra es un creador de forma, pero no todo queda completado; aquí entra la parte del cuerpo del actor o actriz. Esta situación la asociamos a una imagen muy clara, una ficha de dominó, la que a un lado marca seis puntos  y al otro la blanca. En un lado, pues, nos encontramos la forma y en el otro el vacío.
   Si el actor dice muchas veces (pero diciendo de verdad) llegará a ser el personaje, pero siempre se encontrará solo. Si este momento es capaz de sujetarlo es cuando diremos que será genial. Ese es, precisamente, el lado del creador, no en el que se acomoda la forma de la palabra.
   Hay momentos de vacío que mantendremos fugazmente, ya que nuestra psicología no lo permite, no la puede mantener durante mucho tiempo. Siempre hay una doble vertiente, como el Yin Yang, no podemos estancarnos en ninguna de ellas, pero ambas nos sirven para registrarse en nuestra memoria sensorial, siempre están ahí.

   Un despertar significa un morir de algo y así es como comienza la obra del maestro Chejov "El canto del cisne" ; con un despertar. Svetlovidov, al inicio, llega a ver esa parte vacía; la parte en blanco de la ficha del dominó. Este personaje se caracteriza por ser viejo, así lo describe Chejov en su obra, pero cabe destacar que viejo no es, tan solo, una persona mayor sino alguien que ha sabido aprender a perder. Svetlovidov, ahora necesita ser y habitar esa parte blanca, algo que no ha hecho nunca, de hecho dice: “… me parece estar viendo toda mi vida en un instante…”. Ahora es cuando reconoce que esta postura no es común, es la parte personal; la que directamente hace referencia a la soledad, la que nos hace ser únicos, la manifestación de lo singular. Sin todo esto el arte no existiría.
   A través de esa mujer que conoció siendo joven retrata el público. Svetlovidov no quiere ser un símbolo porque un símbolo tan solo se mantiene en un pedestal, si se baja no lo quieren, él lo que quiere ser es humano. Hoy, Svetlovidov, ve su propio engaño. Hoy ha tenido ese despertar que no había tenido hasta ahora, a sus 68 años, hasta ahora le entretenian los aplausos, los autógrafos, las gratificaciones, simplemente hacer reir a la gente. Ha hecho como que hacía teatro. Todo, de repente, parece nuevo... y será porque es nuevo.

   Inevitablemente se repite en mi cabeza una frase de este mismo autor en su obra “La Gaviota” en la que el personaje de Nina dice así: “…Camino pensando, absorta, y noto que mi fuerza interior crece día a día… Ahora sé, ahora comprendo, Kostia,  que en este quehacer nuestro -tanto si actuamos como si escribimos- , lo esencial no es la gloria, no es la notoriedad, no es lo que constituía mis sueños, sino que es el aguante. Debemos llevar nuestra cruz y confiar. Yo tengo fe y por eso no sufro tanto, por eso no le temo a mi vida, pienso en mi vocación."
   Cada cual, en su caminar, se da cuenta cuando ha de parar de hacerlo. Puede que veamos todo esto como un acontecimiento magistral, un acontecimiento aunado a la vida y a la muerte pero, posiblemente, nos equivocamos pero hay que pararse, por lo menos hay que hacerlo.

   Lo único que sé con certeza es que la primera verdad en la interpretación es el primer momento que reconocemos donde surge el engaño.

   A callar esas palabras, ¡silencio!.
   Gracias a la escuela de la verdad, la que no se camufla, la que no se quiere camuflar.

4 comentaris:

  1. La verdad escénica nos hace libres, la verdad en la vida nos aleja de la parálisis. Yo "quiero ser de verdad" que diría un personaje... Besiños.

    ResponElimina
  2. Te gustará la verdad de "Pinter & politics", ya lo verás... Ha sido, en parte, un empujón a escribir esto.

    ResponElimina
  3. ah! y por si no lo sabia usted señor Melvin... fue el culpable de que encontrara mi camino hacia la verdad. Usted es mi guia y mi maestro.

    ResponElimina
  4. El maestro siempre existirá si alguien abre su mirada y escucha... No lo olvides...

    ResponElimina